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El Takión o Piedra Pi es un objeto circular, generalmente de piedra o cristal, con un orificio en el centro, muy usado en terapias energéticas, meditación y portado como amuleto.
Su diseño está inspirado en símbolos ancestrales de unidad, infinito y conexión. En muchas culturas, la forma de “aro” o “donut” simboliza el portal de energía, un canal que une el plano físico con el espiritual.
Forma: Circular con un agujero central (similar a un anillo grande o disco plano).
Material: Puede ser de obsidiana, jade, cuarzo, amatista, entre otros.
Energía: Se le atribuye la capacidad de canalizar, concentrar y equilibrar la energía.
Takión: En ciertos contextos, el nombre hace referencia a “energía taquiónica”, asociada (en terapias alternativas) con vibraciones de alta frecuencia que ayudan a la regeneración y equilibrio.
Protección energética: El agujero central actúa como canal por donde circula y se filtra la energía.
Meditación: Se sostiene en la mano o se coloca sobre el cuerpo para facilitar la conexión con estados profundos de calma.
Amuleto personal: Portado al cuello o en el bolsillo para armonizar el campo áurico.
Canalizador de intención: En rituales, se coloca sobre fotografías, escritos o elementos para potenciar intenciones.
Colgante: Úsalo sobre el pecho para proteger y armonizar el chakra corazón.
En terapias: Colócalo sobre el chakra que desees equilibrar o muévelo en círculos suaves sobre el campo energético.
En meditación: Sosténlo entre tus manos y concéntrate en el flujo de energía a través del centro.
🌌 Obsidiana Dorada – El Espejo del Sol Interno
La obsidiana dorada es una piedra volcánica nacida del fuego y el misterio de la Tierra. Su brillo dorado, oculto bajo un velo negro profundo, refleja la luz interior que espera despertar en cada ser.
Es conocida como la guardiana del poder personal: protege de energías densas, disuelve bloqueos emocionales y revela la fuerza oculta que yace en lo más íntimo del alma. Su fulgor dorado actúa como faro en la oscuridad, recordando que incluso en los momentos más sombríos, la luz propia nunca se extingue.
Con ella, el viaje interior se vuelve más seguro, pues ofrece claridad mental, fortaleza espiritual y una conexión directa con la verdad más pura.
